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HISTORIA DE UN
LARGO VIAJE

Zona neutra

Algunas vocaciones surgen de la curiosidad. En Rettorgole di Caldogno, un pequeño pueblo de la provincia de Vicenza, un niño creció entre las bicicletas de carreras en las que corría su hermano mayor. Es la segunda mitad de los años 70 y el chico estaba fascinado por la tecnología que se escondía detrás de cada bicicleta. Quería utilizar la tecnología para hacer de la bicicleta una experiencia mejor. Era un profundo enamoramiento. El chico se llamaba Alcide Basso.
En el taller de su casa empezó a soldar, a desmontar y volver a montar, a ensuciarse las manos para entender cómo se hacían las cosas. Al principio no era más que un juego. Como autodidacta, se aventuró entre materiales y geometrías, entre mecánica y estética, entre técnica y pasión. En aquellos años, el enfoque dominante en la producción de bicicletas era el artesanal. Alcide optó por seguir la misma dirección y comenzó a trabajar en el taller de su casa.

Km 0 – Inicio

En 1977, el destino llamó a su puerta con el primer encargo particular: un hombre de más de dos metros de altura buscaba a alguien que le hiciera un marco a medida para su cuerpo. Alcide aceptó el reto y se lanzó de cabeza. Era la oportunidad que estaba esperando para transformar su pasión en algo concreto y reconocible.
Dibujó a mano el primer telar Basso de la historia. Basó la geometría en la idea de que el armazón debía ser la prolongación de un cuerpo, que la mecánica debía adaptarse a la biología para potenciarla. Era el concepto que será el arquitecto de su aventura empresarial. Compró 11 tubos de acero y los ensambló en su propio taller. Años de prueba y error, sacrificio y devoción tomaron forma a través del cuidado perfeccionista que lo distingue. El cliente estaba satisfecho y el primer cuadro construido por Alcide Basso seguirá moliendo kilómetros durante los próximos treinta años. Ese primer producto muestra el potencial de la marca e impulsa otros pedidos, lo que le dio a Alcide la confianza para abrir su propio taller. Así nació la empresa Basso

El maillot blanco se une al pelotón

Desde el principio comprendió lo esencial que era tener un método de trabajo preciso y un gran respeto por los materiales y por quienes los trabajan. Analizó cada componente y estudió cómo mejorarlo. Alcide mantuvo la mirada curiosa del chico, pero decidió hacerla más eficaz gracias a la tecnología y la experiencia. Comprendió que tenía que diseñar los procesos artesanales para que fueran más precisos y fiables.
Fascinado por el aspecto de la ingeniería, decidió ir al país europeo donde tienen la “mecánica en la cabeza”: Alemania. Allí se enamoró de ese italiano que piensa como ellos, que es fiable y perfeccionista, que no duda en subirse al coche y llegar personalmente a los clientes en Alemania para solucionar sus problemas. Alemania hizo despegar a Basso y Alcide siempre estará agradecido a la gran nación “sin la cual Basso no sería lo que es hoy”.

Grados

En aquella época, los años 70 y 80, los cuadros de las bicicletas eran de acero. Para un mejor resultado estético, a menudo se cromaban y el punto débil era el cromado. Para obtenerlo, los ácidos corrosivos atacaban el metal para darle el efecto cromado. En la construcción de las monturas, parte de estos ácidos para el cromado solían ir a parar al interior de los tubos, que poco a poco se corroían hasta el punto de ruptura. Una vez más, se confirma que la historia empresarial de Basso se basa en una cuidadosa observación a partir de la cual se pueden desarrollar mejoras. No es el deseo de acabar el primero, sino la determinación de querer ser el mejor a lo largo del tiempo, estudiando soluciones más eficaces. Alcide quiere producir de una manera perfecta.

Sentarse en el pelotón, mantenerse protegido

Una vez más, Alemania demuestra ser crucial. Durante uno de sus viajes de negocios, Alcide se da cuenta de que el acero de los coches resiste mucho mejor la oxidación que en Italia, a pesar de que el clima llevaría a pensar lo contrario. Precisamente de la industria del automóvil Basso fue el primero en desarrollar el sistema de protección de los marcos cromados: un agente químico que bloquea la erosión ácida se pulveriza manualmente en el interior de los tubos. El sistema funciona y Basso es el primero en utilizarlo, diferenciándose gracias a marcos más fiables y duraderos.

Sprint intermedio

Pero incluso el acero, a pesar de las innovaciones y mejoras, pierde su protagonismo en el mundo de las bicicletas. Es su propio peso el que lo hace colapsar cuando, a finales de los años 80, aparece en escena el aluminio. Más ligero y menos complejo de trabajar. La temperatura a la que se procesa requiere mucha atención, pero se extiende en el mercado y desbanca rápidamente al acero y sus complejidades técnicas.

La primera subida

El punto central de un cuadro Basso no es el material, es la persona. Alcide se preguntó cómo construir un cuadro universal, apto para diferentes cuerpos. ¿Cómo armonizar la mecánica de una bicicleta con la biología del cuerpo humano para potenciar las emociones de la conducción? Es en Alemania donde su enfoque encuentra un terreno fértil. Comienza a medir los cuerpos de más de ochocientas personas y de esos datos surge la balanza sobre la que calibrar los cuadros.

La importancia del equipo

El factor humano es el punto de apoyo alrededor del cual orbita la visión de Alcide. No es sólo el deseo de producir monturas capaces de ofrecer la mejor experiencia de conducción, sino también el respeto y la confianza hacia las personas que, junto a él, contribuyen diariamente al crecimiento de Basso. “Nada se hace solo” y Alcide es plenamente consciente de ello. Son los técnicos los que transmiten los conocimientos artesanales, son las manos que permiten a Basso elevar el nivel de sus monturas. La planificación es técnica, la realización se hace a mano. Los mismos procesos de producción se calibran en función del cansancio de los técnicos especializados que tienen que llevarlos a cabo, para evitar los errores. Los procesos elegidos tienen en cuenta al máximo la salud de los trabajadores, como en el caso de las pinturas que desarrolla Basso: deben proteger el marco sin perjudicar la salud de los pintores. Los materiales evolucionan, pero el método de construcción permanece más o menos inalterado. Basso prueba obsesivamente cada nuevo producto para perfeccionar su calidad, ya sea en el laboratorio, en la niebla salina o en los terrenos más difíciles. Sólo así se puede crear algo capaz de perdurar en el tiempo.

El gregario

Los mismos procesos productivos se calibran en función del cansancio de los técnicos especializados que tienen que realizarlos, para prever errores. Los procesos elegidos tienen en cuenta al máximo la salud de los trabajadores, como en el caso de las pinturas que desarrolla Basso: deben proteger el marco sin dañar la salud de los pintores. Los materiales evolucionan, el método de construcción permanece más o menos sin cambios. Basso prueba obsesivamente cada nuevo producto para perfeccionar su calidad, ya sea en el laboratorio en la niebla salina o en el terreno más accidentado. Esta es la única forma de crear algo capaz de durar en el tiempo.

El pelotón donde todos se turnan

En una particular contaminación entre la visión creativa y la estética italiana, el enfoque de la ingeniería alemana y el perfeccionismo japonés, Basso encontró su propia identidad. Imaginando con ambición, pero trabajando con humildad, cuestionando constantemente todo. Probar, fallar, observar, enfrentarse y volver a probar, hasta conseguir el resultado.
El diálogo con diferentes realidades, incluso fuera del mundo de la bicicleta, se llevó a cabo en varios frentes. Por ejemplo, el primer cuadro de carbono fabricado por Basso fue enviado a la Universidad de Graz para someterlo a numerosas pruebas que también darían lugar a una tesis sobre la torsión y la flexión de los cuadros de carbono. El juego en equipo es fundamental, el enriquecimiento es mutuo.

La ligera pendiente

Al mismo tiempo, Alcide quería potenciar a Basso a lo largo del tiempo: no sólo construyendo cuadros duraderos, sino también desarrollando tecnologías a un ritmo sostenible. Era un modelo económico cada vez más acelerado y voraz, Basso desarrolló tecnologías que permanecieron inalteradas durante al menos tres años, yendo en dirección contraria a la obsolescencia programada mediante la cual la industria aumenta sus beneficios despilfarrando recursos y empujando a los clientes a comprar productos que serán viejos en unos meses

Encontrar nuestro propio ritmo

La dirección que guió el progreso de Basso fue siempre ofrecer la mejor experiencia de conducción. Para ello, la empresa empezó a desarrollar internamente tanto los componentes como los cuadros.
Las monturas han alcanzado un nivel de puesta a punto difícil de elevar, por lo que el enfoque de Basso pasó a ser holístico. No es la búsqueda de un rendimiento extremo, de un menor peso, de una mejor aerodinámica. Es la voluntad de ofrecer la mejor experiencia de conducción a todo aquel que quiera subirse al sillín. Si Basso desarrolla un nuevo pedal, el principio no es crear un pedal más ligero, sino crear el mejor pedal para pedalear.
A lo largo de los años se ha desarrollado un ecosistema empresarial que aumenta el valor de Basso, que siempre busca su propia interpretación hacia la innovación. Los componentes mejoran el cuadro, por este motivo es tan especial. Toda la empresa sigue comprometida con la misión original de aquel niño que, mirando las bicicletas de carreras de su hermano, se preguntaba cómo crear otras mejores.

El largo camino

Este es el camino hecho en cuatro décadas, que ha preparado el terreno para el futuro. Alcide sigue siendo la columna vertebral de la empresa y continúa trabajando con la misma curiosidad, el mismo entusiasmo y la misma humildad. Sigue ensuciándose las manos porque, como dice, “soy y seré siempre un trabajador”. Un trabajador que lleva cuarenta años trabajando para que un paseo en bicicleta, ya sea una carrera profesional o un paseo de domingo sea una experiencia mejor.